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miércoles, 25 de mayo de 2011

Del amor y algo mas...

 
EL AMOR IMPOSIBLE

Hay para cada hombre una mujer, una sola, que reúne todas las virtudes que ese hombre sueña. Su belleza esta hecha para deslumbrar a ese hombre. Su voz a sido creada para seducirlo, su inteligencia para suscitarle y sugerirle ideas amables. Su ternura, para hacerle dulce el diario sufrimiento. Esa mujer existe y anda por las calles, pero el destino ha decidido que jamás se crucen los caminos de ningún hombre con la mujer que para él fue concebida.”


NOTA DE AMORES IMPOSIBLES:

La obra consta de 914 fichas que corresponden a otros tantos casos de amores sin recompensa. Esta dividida en 4 capítulos:

  1. Nunca le dije nada: es el más extenso y registra episodios protagonizados por enamorados silenciosos.

  2. Negativas: expone 115 rechazos, sus motivos, sus términos y consecuencias, para no hablar de los detalles mas superfluos que suelen recargar toda la obra.

  3. Amargo desengaño: cataloga 126 decepciones, incluidas cuatro padecidas por el autor.

  4. Elogio del amor inconcluso: inspirado en un texto romántico, “…Así como las personas que mueren en la plenitud nos ahorran el recuerdo de la vejez, los amores interrumpidos abruptamente siguen viviendo en nuestro corazón, no como brazas agonizantes, sino como horrorosas llamas que queman cada noche…”

“…No hay mejor amor que el que nunca ha sido. Los romances que alcanzan a completarse conducen inevitablemente al desengaño, al encono o a la paciencia; los amores incompletos son siempre capullo, son siempre pasión”



Es cierto que infinidad de personas decentes viven la módica dicha del amor común y corriente. Pero el amor imposible es el único cabalmente maravilloso y digno de admiración.
 
 
Ocurre así: un muchacho se enamora de la Mujer Más Hermosa.

 Desde ese momento, su vida no tiene otro sentido que ese amor. Sin embargo, el hombre sabe que no tiene chance en esa carrera, pues las Mujeres Más Hermosas suelen casarse con otros caballeros, generalmente ricos, o buenos mozos, o ambas cosas. Sus buenos amigos le aconsejarán el olvido, pero este hombre no tiene la menor intención de gambetear el dolor.

    Y cada día deja mansamente que la tristeza le invada los huesos y que tiña hasta el último de sus pensamientos. A veces, las distracciones y los mundanos asuntos amenazarán con hacerle olvidar siquiera por un momento su amor y pesadumbre. Pero el hombre reaccionará inmediatamente y se sumergirá otra vez en su propio abismo.
   
    Pero, atención. Este amor que lo hace desgraciado es el que lo hace mejor. El ya ha renunciado a la mujer más hermosa. Jamás padecerá decepciones, su pasión no envejecerá ni se envilecerá, nadie podrá engañarlo. Y a fuerza de bañarse cada día en el sufrimiento, habrá aprendido el secreto de la resignación.


Jamás cruzaron palabra. Pero eso le bastó para vivir en ella y por ella. Sin esperar recompensa.

    Por eso, amigos, si acaso atesoran ustedes uno de estos metejones locos, a no arrepentirse. Sigan soñando y esperando lo imposible. Aunque sepamos que nuestras ilusiones no habrán de cumplirse nunca, sigamos acariciándolas

Los tipos ganadores no conocerán jamás la verdadera esencia del amor imposible. Ellos jamás juegan su vida a una sola baraja, con toda prudencia realizan inversiones en uno y otro lugar para compensar con unas de las perdidas ocasionadas por otras.

Será una larga jornada.  Muchas veces tendremos ganas de contar nuestra pena, pero no podremos hacerlo, para no profanarla.  Siempre estaremos solos y tristes, pero no es para tanto. Después de todo, ya se sabe que los únicos paraísos que existen son los paraísos perdidos.

Porque el amor imposible no es cosa de prudentes, sino de quijotes..!

***** LICORES ****

Licor del error

En los armarios secretos de la literatura hay, por cierto, un enorme surtido de licores mágicos, de vinos prodigiosos, de brebajes milagrosos.

El catálogo es un género de cuya lectura se sale menos sabio que aburrido. Sin embargo no ahorraremos la prolijidad de mentar algunos tragos ilustres.

  • El vino que Marón regaló a Odiseo, fraccionado en doce ánforas, que sirvió para emborrachar al cíclope Polifemo.
  • El elixir de la ópera de Donizetti, que provocaba impostergables pasiones.
  • El agua de la Fuente de la Juventud, que desmentía el tiempo, inútilmente buscada por Ponce de León, Hernando de Soto y Panfilo de Narváez.
  • El vino de Dioniso, que cuidaba Folo y que Heracles se hizo convidar antes de matar a diez centauros.
  • El suero que transformaba al Dr. Jeckyll en Mr. Hyde.
  • El vino que durmió a Tritón, antes de que lo mataran a hachazos.
  • El supuesto filtro que Neso entregó a Deyanira, que provocó la muerte de Heracles.
  • El agua del Estigia, que rompía todos los recipientes, excepto los cascos de los caballos.
  • El vino que los griegos prohibían tomar puro, bajo pena de muerte.


Los brujos de Chiclana tienen una pequeña destilería. Allí se elabora el vino del olvido y el del recuerdo. Pero también el abominable licor del error.

Al tomarlo, empieza uno a tener una falsa convicción, de cualquier índole.
Los brujos lo envasan en toda clase de botellas, de modo tal que la gente lo bebe sin saberlo. Puede uno creer que está tomando caña o pernod, cuando en realidad se está incorporando el más peligroso de los brebajes.

Bajo sus efectos, los cobardes se creen valientes, los rubios se ven morochos, las feas se suponen lindas y los tontos se piensan picaros. Nuestros enemigos creen ser nuestros amigos y proceden como tales. Personas que no recuerdan su infancia creen recordarla. Los que fueron a San Luis juran que no han ido nunca y los que no fueron dicen haber ido.

Los ausentes creen que están presentes.
Y los presentes creen que están ausentes.

¡Cómo me hubiera gustado estar en el faro de Punta Médanos!
dice alguien que está precisamente en el faro de Punta Médanos.


Se habla también del licor del acierto, que tiene efectos opuestos. Es decir, genera ideas correctas y exactas.

Sucede muchas veces que los bebedores del licor del error están convencidos de haber tomado el del acierto. Desde luego, los que toman el del acierto creen lo mismo. Los dos grupos suelen darse la mano, creyendo que coinciden.

El redactor de este informe se pregunta qué licor habrá en su copa y siente el temor de mentir, creyendo que dice la verdad.

Más aún: ¿qué licor beberán los que escriben otros libros, los que hablan por la radio y la televisión, los príncipes del mundo? Hay que cuidarse de todo, especialmente de quienes toman ambos licores.

Porque lo que mata es la mezcla.

MARGARITAS

Las margaritas tienen -como se sabe- la prodigiosa facultad de responder a consultas amorosas.




El enamorado curioso debe apoderarse de una margarita cualquiera. Acto seguido, pensará en aquella persona cuya disposición deseare conocer. Luego, arrancará los pétalos de la flor uno a uno.

A cada pétalo corresponderá un dictamen recitado en voz alta. Me quiere mucho, para el primero; poquito, para el segundo; nada en el tercero. Allí termina la exigua serie de resultados posibles, que deberá reiniciarse una y otra vez hasta llegar al último pétalo: la elocución que a éste correspondiere, será la respuesta oracular de la flor.
Tal respuesta es infalible y señala una inapelable verdad, salvo que -como sucede con frecuencia— se haya cometido el más mínimo error en los procedimientos.

Aplicando a este trío de revelaciones las leyes de divisibilidad, el enamorado metódico podría calcular sus probabilidades. Cuando el número de los pétalos es múltiplo de tres, la respuesta es nada. Si al número de pétalos le falta uno para llegar a ser múltiplo de tres, la respuesta es poquito. Si le sobra uno, la respuesta es mucho.

Algunos pretenden que las respuestas posibles son en realidad cuatro. Convierten el informe me quiere mucho, en dos respuestas diferentes:

A) me quiere.
B) mucho.

Esta astucia reduce la posibilidad del nada de un treinta y tres a un veinticinco por ciento.
Es imposible negar que entre el amor que sienten las personas y la morfología de estas flores existe un nexo inconmovible. Pero admitido el vínculo, no hay acuerdo para explicar su naturaleza.

Examinemos algunas teorías.

1) La flor influye sobre la persona en quien piensa el consultante:
el número de pétalos impulsa a quien es pensado a amar mucho, poquito o nada al que deshoja.
2) La persona pensada influye sobre la flor: la margarita adecúa el número de sus pétalos a la intensidad de los sentimientos indagados.
3) Todo está escrito y el suplicante elegirá sólo aquellas margaritas cuyo número de pétalos asegure una respuesta exacta.
Las margaritas mucho son imposibles para un hombre al que quieren poquito.
4) Todo es mentira. No hay relación alguna entre las aparentes respuestas y la realidad. Esta es la opinión de los Refutadores de Leyendas, quienes sustentan su parecer con innumerables ejemplos de personas que alentadas por la flor son rechazadas luego, incluso de mal modo.


Los espíritus leguleyos señalan con insistencia algunos preceptos jurídicos.
El arrancar o añadir pétalos, saltear respuestas o alterar su orden invalida la consulta.
Está prohibida la indagación sucesiva y vana de diferentes margaritas.

Los cientistas sueñan con que la genética vendrá a resolver sus problemas sentimentales, creando margaritas que siempre responderán mucho.



También se ha pensado en la posibilidad de obtener respuestas más variadas mediante la creación de nuevos dictámenes: hasta decir basta, bastante, relativamente poco, vaya y pase, casi nada, menos que nada, ni loco que estuviera.

La fe en las margaritas va empalideciendo en estos días. Los últimos fieles son tal vez los amantes rechazados, esas personas que insisten en preguntar lo que ya se les contestó y que se contentan con las respuestas favorables de flores, brujas y horóscopos, mientras las mujeres que aman bailan con otros señores en La Enramada.

Margarita es perla en griego y en latín. Es ojo del día en inglés y es vegetal indagatorio en todo el mundo. Pasar de largo ante sus confidencias es un pecado imperdonable.

Las flores, las estrellas, los pájaros: el Universo quiere hablarnos. Cada fenómeno de la naturaleza es una señal. Ante esos guiños cósmicos tenemos la obligación de considerarlos.
Es cierto que nos acompañará la perpetua sensación de que nunca comprenderemos o de que comprenderemos erróneamente. Pero el error es preferible a la indiferencia.

Cualquiera sea el mensaje que el cosmos prometa, por terrible y amenazador que nos pareciere, será mejor que la ausencia de mensaje. Será mas consolador que una ominosa y absurda indiferencia de los astros.